Saturday, November 26, 2011
Siempre se regresa al lado oscuro.
Cada vez que tengo que elegir, entre dos opciones, obviamente, cuando elijo y me sumerjo en ella, en la que elegí, pienso en que debí tomar la otra opción, aunque también sé que si hubiese tomado esta otra opción también me hubiese arrepentido y dicho que la otra era la mejor. No sé decidir. O no me gustan ningunos de los caminos a los que conducen las bifurcaciones. Aunque sueñe con el supuesto lugar al que conducen. Soy un círculo vicioso o un triángulo del cual sus vértices soy únicamente yo, un triángulo-círculo que termina convertido en una espiral donde el punto – móvil, como aparentan las figuras del Op Art – son las dos líneas-caminos-direcciones que insinúan unirse al final pero que en realidad nunca sucede. Yo no sucedo. Yo no avanzo… tampoco voy hacia atrás. Yo no voy. Yo no vengo. Yo sólo estoy… por estar. Siempre quiero saltarme las partes malas y por eso siempre estoy en la peor. En el lado oscuro del corazón.
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